La base de toda buena sopa está en el caldo o fondo. Esencialmente, un caldo se obtiene al cocer diversos productos en abundante agua, mediante lo cual se extraen las sustancias de los alimentos aportando todo su sabor y propiedades.
Los caldos son platos muy populares ya que además de ser muy nutritivos y versátiles resultan muy económicos. Tradicionalmente se emplean verduras, carnes y pescados para elaborarlos, lo que nos permite ahorrar y evita tirar alimentos.
Todos los ingredientes deben estar lavados previamente y usaremos para ello agua fría. Cuando espume, iremos retirando las impurezas con una espumadera. Una vez listo, sólo tenemos que colarlo y dejar que enfríe antes de refrigerarlo. Lo mejor es no salarlo demasiado.
Un buen caldo, hecho por nosotros mismos con verdura cortada fresca y puesto a cocer lentamente, puede ser un buen sustituto de una ensalada, un puré, una menestra, etc.
Los caldos, las sopas y los guisos se preparan con una alta proporción de agua, ayudándonos a mantenernos hidratados. Sopas, caldos, guisos y cremas permiten incorporar ingredientes sumamente variados que van desde legumbres y verduras hasta carnes, pollos, pescados o cereales.
La sopa es un alimento de fácil digestión, perfecto para comer antes de ir a dormir.
Durante el invierno aportan calor y una sensación de confort, si bien, también hay sopas refrescantes como el gazpacho o salmorejo, que se ingieren especialmente durante las estaciones cálidas.
Las preparaciones culinarias de estos alimentos permiten consumirlos con cuchara; y los resultados son muy nutritivos, sustanciosos y placenteros. Estos guisos contienen además proteínas; que por la combinación de cereales, hortalizas y legumbres son de muy buena calidad; fibra alimentaria de alto poder saciante, lo que ayuda a prevenir la obesidad y cantidades variables de minerales y vitaminas.