Las pastas en la cocina constituyen un variado grupo de alimentos; donde comúnmente se incluyen espaguetis, coditos, macarrones, tallarines, raviolis, lasañas, ñoquis, entre otros platos; casi siempre asociados a la cocina italiana y también a la cultura alimentaria de ciertos países de origen asiático.
En realidad son muy sabrosas y han traspasado las fronteras de una región para adquirir fama internacional; en buena medida por su funcionalidad y versatilidad culinarias.
Los platos de pastas pueden transformarse por la presencia de sus ingredientes acompañantes. Por ello la adición de ajo, cebolla, queso, mantequilla, tomate, cebolla, albahaca y otras hierbas; les confieren altos valores gustativos y amplifican sus posibilidades en la cocina.
Cuando se combina con otros alimentos saludables, como el aceite de oliva, verduras, queso, pollo, pescado o carne; aumenta su valor nutricional. Estas combinaciones, incluso, hacen que contribuya a bajar el índice glucémico de las comidas.
De ahí el vasto recetario que exhiben y su inclusión en los menús de gran refinamiento, o en las propuestas más modestas.
Podemos encontrar las pastas en una gran variedad de formas, tamaños y colores; como base para casi cualquiera comida rápida y saludable. Dentro de las más reconocidas se incluyen las pastas para sopas.
Por ser fuente de carbohidratos, las pastas, son un componente clave para una sana alimentación; además por estar hecho de harinas de trigo y,contener de sodio, ayuda al organismo a tener una buena digestión.
Las propiedades de sus nutrientes: vitaminas B1 y B2, hierro, niacina y ácido fólico de los carbohidratos, es tan importante y esencial como las proteínas y grasas, necesarias para el buen funcionamiento del organismo.
Como alimento proporcionan sensación de llenura, combinan muy bien con las salsas condimentadas y resultan gratas al paladar.
Para agregar la salsa, la pasta debe estar recién cocida; generalmente se debe cocinar primero la salsa y otros elementos acompañantes, y después la pasta.
Las pastas se cocinan al dente, es decir, no deben sobrecocinarse. El agua de cocción debe sextuplicar el volumen de la pasta. Se añaden en agua hirviendo con sal. Para cinco litros de agua se utiliza una cucharada y media de sal. Al romper el hervor se dejan cocer 5 minutos y se revuelven, preferiblemente con tenedor y se dejan cocer lentamente hasta los 20 minutos
No se debe agregar aceite al agua, como habitualmente se cree; ello no evita que las pastas se peguen y en cambio las cubre de una capa que impide la absorción de la salsa.
Las pastas se cuelan, y cuando son de óptima calidad no deben enjuagarse en agua fría, pues sólo recién cocidas es que absorben de forma adecuada la salsa acompañante.
Se debe reservar al menos media taza del agua de cocción de las pastas cuando se cuelan, para elaborar las salsas e impedir que las pastas pierdan humedad.
Al contrario de la creencia popular, la pasta no es un alimento con elevado contenido de energía. Si se acompaña de una salsa ligera, con bajo contenido en grasas y muchas verduras, puede incluirse en una dieta para adelgazar.